- Más
Dulzura y sostenibilidad: el cacao amazónico florece en la isla de Combú
En la ribera del río Guamá, frente a la ciudad brasile?a de Belém (norte), la isla de Combú se ha convertido en un símbolo del equilibrio entre desarrollo, cultura y preservación ambiental y es también el lugar donde se transforma el cacao nativo de la selva en uno de los chocolates artesanales más reconocidos de la Amazonia.
Allí, entre el canto de los pájaros y el murmullo de los igarapés (palabra brasile?a para describir un curso de agua estrecho y de poca profundidad), florece un emprendimiento que comenzó con peque?as ventas en ferias locales en 2006 y que actualmente emplea a 18 trabajadores directos y fomenta cooperativas de transporte y restaurantes que alimentan una economía circular en la isla.
"El cacao es vida para nosotros. Además de reforestar y dar soporte a la selva, nos garantiza el sustento", resaltó en entrevista con Xingua la productora Izete dos Santos Costa, conocida como Dona Nena, quien encabeza el emprendimiento de producción de chocolate bajo la marca "Filha de Combú".
Mientras muestra las plantas que su familia cuida desde hace generaciones, la mujer recuerda que el cacao llegó a la región "desde las cordilleras de los Andes, traído por las corrientes de las mareas y adaptado a los igarapés" y desde entonces forma parte inseparable de la vida amazónica, alternándose con el a?aí, el cupua?ú y otros frutos para garantizar ingresos durante todo el a?o.
En la finca de Dona Nena, el sistema de producción sigue los principios del agroextractivismo, modelo que combina especies nativas y cultivadas en armonía con el entorno, mientras que también integra la Asociación de Mujeres Extractivistas de la Isla de Combú, que impulsa iniciativas de generación de ingresos y conservación ambiental.
"Plantamos el cacao junto a árboles como la samaúma, la seringa o la andiroba. Algunos dan renta, otros solo alimentan la selva y a los animales que viven en ella, pero todos son importantes (...) Nuestro trabajo piensa en el ma?ana. No se trata solo de lo que sacamos hoy, sino de dejar la selva viva para nuestros hijos y nietos", explicó.
El chocolate "Filha de Combú" es 100 por ciento natural, elaborado sin aditivos químicos a partir del cacao de la selva, una variedad nativa de la Amazonia.
"Queremos que la gente entienda lo que es un chocolate de verdad, de origen. Cuando alguien en otro país consume un producto como este, también ayuda a mantener la selva en pie", resaltó la productora.
La isla se ha consolidado como una de las principales atracciones turísticas de Belém, a solo 15 minutos en lancha desde la Plaza Princesa Isabel, donde los visitantes pueden realizar "turismo del chocolate", que incluye actividades como recorrer las plantaciones, observar la fermentación y el secado del cacao, degustar bombones artesanales y participar en charlas sobre sostenibilidad.
"Es importante que los turistas conozcan el proceso y el valor del trabajo que hacemos. Así comprenden que cada tableta de chocolate representa una parte del bosque preservado", destacó Dona Nena.
En el estado de Pará, que concentra el 53 por ciento de la producción nacional de cacao, diversas familias chocolateras han abierto sus fincas a los visitantes: desde el Sítio D. Manoel y la Fábrica Da Cruz hasta proyectos colectivos como Guardianas del Cacao, que empodera a mujeres ribere?as en comunidades como Acara?u, en el sur de Belém, y a la Ruta Turística del Cacao al Chocolate, que recorre cinco municipios a lo largo de la autopista Transamazónica.
Para Dona Nena, la valorización de los peque?os productores es esencial en tiempos de cambio climático, ya que este provoca que el cacao escasee o los precios caigan.
"Por eso necesitamos apoyo de políticas públicas que aseguren nuestra permanencia en el campo", afirmó.
De cara a la 30° Conferencia de las Partes (COP30) de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará en noviembre próximo en Belém, la productora llamó a los líderes globales a mirar "con cari?o al agricultor" y que se den cuenta que "el hombre del campo no se va porque quiere, sino porque la vida se vuelve difícil".
"Si nos ayudan a mantenernos aquí, la selva seguirá en pie", expresó.
Finalmente, con una sonrisa en el rostro, Dona Nena lanzó una invitación especial a los consumidores chinos: "Que prueben el verdadero chocolate amazónico, hecho por manos que cuidan del bosque".
"Cada bocado es una manera de preservar la Amazonia", concluyó.


